CONTEXTOS/ Los secretos del mentor

Por Teófilo Benítez Granados, rector del Centro de Estudios Superiores en Ciencias Jurídicas y Criminológicas (CESCIJUC).

En el mundo académico y corporativo crece la tendencia del mentoring como estrategia para el desarrollo profesional y personal. Sin embargo, no existen procesos únicos para impulsar las carreras de los aprendices y a veces la falta de procesos formales y plenamente probados pueden procrastinar el desarrollo volver irrelevante el coucheo.

Sin embargo, si existen habilidades que permiten mejores resultados en el proceso de mentoring.

Una de ellas es enseñar habilidades, pero no limitarse a eso. Los mentores que tienen el mayor impacto positivo en el éxito de sus aprendices tienden a ser altamente calificados y muy exitosos ellos mismos.

Tener un mentor que está en la cima de su juego mejora las probabilidades de que un aprendiz se convierta en una superestrella en casi seis veces.

Sin embargo, los aprendices más exitosos son aquellos que se van a trabajar en un área temática diferente del mentor, aquellos que trazan sus propios caminos.

El reto es aplicar a un tema nuevo y original para potencializar el éxito. Así, el dominio de habilidades técnicas específicas o la experiencia en la materia no bastan. Se debe ahondar en el conocimiento tácito de cómo se idean y producen los trabajos innovadores. Esto pone de relieve la importancia de que los mentores y los aprendices dediquen tiempo y resuelvan los problemas juntos.

Otra estrategia que potencializa los resultados del mentoring es permitir que los aprendices sean «dueños» de la relación.

Un buen mentor deja claro que su aprendiz es el que está a cargo de su propia carrera y les permiten manejar la agenda de cualquier reunión. Esto le quita presión al mentor y el mentor puede determinar seguir la carrera que desea realmente.

Ser un mentor no se trata tanto de decirles a los aprendices exactamente qué hacer, solo ellos pueden decidir eso, sino más bien de dar la cara por ellos, escucharlos y ofrecerles apoyo sin juzgarlos.

La tercer acción para ejercer un buen mentorazgo es ir más allá del próximo trabajo del aprendiz. Implica develar ¿Cuál es su potencial? ¿Cuáles son sus fortalezas y debilidades?. Esto obliga a la persona a pensar de manera más amplia sobre su plan de desarrollo y los tipos de desafíos y posibles asignaciones que debe considerar para poder llegar allí.

Si bien la mentoría generalmente se lleva a cabo entre mentores individuales y aprendices, las organizaciones que desean maximizar el potencial profesional de sus empleados, y profundizar su propio grupo futuro de líderes, deben considerar difundir ampliamente los beneficios del desarrollo profesional.

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