ECOMMERCE/ Desafíos en la industria de la moda global
Por Carlos O’Rian Herrera, Fundador y CEO de Fira on Live, empresa líder en streaming shopping con presencia en 11 países
En 2023, la industria de la moda tendrá que enfrentar la inflación y encontrar oportunidades en un mercado no previsible y cambiante.
Después de experimentar un sólido crecimiento desde principios de 2021 hasta mediados de 2022, la industria de la moda se enfrenta nuevamente a un clima desafiante que disminuye las tasas de crecimiento en la segunda mitad del 2022 y se prolongará hasta 2023.
Se anticipa que el sector del lujo superará al resto de la industria, con crecimientos de cinco a 10 por ciento en 2023, impulsado por China y Estados Unidos mientras Europa enfrenta una gran presión por los tipos de cambio y una creciente crisis energética, que inducirán a un modesto crecimiento de las ventas para el sector del lujo.
Ahora, el mercado de la moda, excluyendo el sector del lujo, tendrá dificultades para ofrecer un crecimiento significativo en 2023 entre -2 y + 3 por ciento, y en Europa se espera una reducción de mercado entre 1 y 4 por ciento.
Se espera que la inflación incidirá en menores presupuestos para moda o a cambios por productos menos costosos a medida que aumentan las facturas de energía y comestibles. Las compañías de moda también anticipan que la inflación aumentará sus costos. Los precios del algodón y la cachemira, por ejemplo, aumentaron 45 y 30 por ciento interanual, respectivamente.
Las incertidumbres macroeconómicas y políticas obstruyen las operaciones comerciales y aumentan los riesgos. Asimismo, la guerra en Ucrania motiva gran preocupación para la industria, ya que interrumpió las rutas comerciales y desencadenó una crisis energética que continuará.
Por otra parte, los nuevos brotes de COVID-19 en China y la crisis inmobiliaria socavan la trayectoria de crecimiento de la región e interrumpen las cadenas de suministro. Mientras tanto, el clima extremo afecta negativamente a tales cadenas y a las materias primas en toda Asia.
Este pesimismo económico global se refleja cada vez más en los hábitos de compra de los consumidores. En la industria de la moda se espera que la demanda se debilite o sea impredecible en el próximo año.
A la par, se prevé que las diferencias entre los hábitos de compra de los hogares de bajos y altos ingresos serán más pronunciadas, ya que es probable que los clientes conscientes de los costos reduzcan o negocien. Mientras tanto, los compradores de artículos de lujo probablemente continuarán sus patrones de gasto, aislados del impacto de la desaceleración económica.
2023, en suma, será un año negativo tanto la demanda de los consumidores como en los costos operativos de las marcas. Los consumidores ya afectan sus comportamientos y cambian a artículos más baratos o con descuento para reducir sus gastos.
Las empresas de moda que pueden adaptarse a la creciente complejidad, actualizar sus modelos operativos y ajustar sus estrategias para la cadena de suministro, los canales de venta y el marketing digital estarán mejor posicionadas para subsistir.