Irreversible contaminación de aguas negras; letales para el ser humano
Las aguas residuales generan enfermedades graves y transformaciones severas al ecosistema y cambio climático; desastre que exhibe a las ONG; “qué no alzan la voz” ante el crecimiento urbano y grupos corporativos inmobiliarios de inversionistas extranjeros y nacionales; por el daño ambiental y mortal y miles de muertes al año. Según cálculos de la ONU, las aguas contaminadas causan más muertes que todas las guerras que hay actualmente en el mundo. La OMS ha advertido que cada año fallecen casi 2 millones de niños menores de 5 años por causas de aguas residuales contaminadas. Desafío que enfrenta y que empieza también a ser alarmante en el estado de Yucatán.
CDMX: Las aguas negras generan enfermedades graves en el ser humano y transformaciones severas que dañan al medio ambiente; a los suelos y subsuelos y más ante un crecimiento urbano; inmobiliario y por la apatía y desorden en la falta de procesamientos de las aguas residuales; fenómeno social que vive y alarma cada día más en los principales municipios de Yucatán; sin dejar a un lado que hay comunidades que “ni llegan a una letrina”.
Según han demostrado diagnósticos y estudios a fondo, las aguas negras producen enfermedades, pestes y contaminación ambiental que deriva en miles de muertes al año; y es dónde expertos dicen que es “aquí dónde se necesitan a esas ONG que se dicen defensoras del medio ambiente; la defensa de los derechos humanos y de la vida, “brillan por su ausencia y el silencio las exhibe como presuntas cómplices y pecan de omisión.
Tal vez esas causas no le sean útil de soportes para comprobar sus gastos del financiamiento de las organizaciones extranjeras y a la vez no sean de interés para sus patrones, corporativos políticos y mercantiles.
Es bueno precisar que las aguas negras también se les conoce como aguas residuales, aguas servidas o aguas cloacales. Todos estos términos hacen referencia a las aguas obtenidas después de la intervención humana, que altera su composición natural debido a los desechos orgánicos y químico.
Es indispensable que las aguas negras reciban el tratamiento adecuado antes de volver al medio ambiente. Si no se lleva a cabo un correcto procesamiento, las aguas residuales pueden provocar contaminación ambiental, enfermedades graves en el ser humano y transformaciones severas al ecosistema dado que se componen de las sustancias orgánicas y minerales que vienen de la materia fecal y otros desechos.
Las aguas negras generan enfermedades graves en el ser humano y transformaciones severas al ecosistema. Además, producen pestes y contaminación ambiental que deriva en miles de muertes al año.
Las aguas negras han sido desde hace 10 000 años un elemento inevitable y mortal para el ser humano. Nuestras sociedades han tenido que aprender, a lo largo de la historia, cómo tratar los desechos humanos con el fin de evitar enfermedades, pestes, contaminación ambiental y malos olores, entre otros obstáculos.
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Lamentablemente en la actualidad, según cálculos de la ONU, las aguas contaminadas causan más muertes que todas las guerras que hay actualmente en el mundo. De hecho, al menos 2.000 millones de personas se abastecen de fuentes de agua, supuestamente potable, que está contaminada por heces.
Cada año mueren casi 2 millones de niños menores de 5 años por causas derivadas a la contaminación de aguas residuales. Esto se debe a que cerca del 90% de las aguas negras en países en vías de desarrollo se vierten directamente sin ser depuradas. La Organización Mundial de la Salud ha advertido que cada año fallecen casi 2 millones de niños menores de 5 años por causas derivadas a la contaminación de aguas residuales.
Las aguas residuales cada vez están cogiendo mayor importancia a raíz del crecimiento demográfico, a la urbanización y al cambio climático. En las comunidades pobres que viven de la agricultura, tan solo disponen de las aguas residuales como recurso. En parte esta agua puede aportar beneficios pero no todo son ventajas pues si no se controla debidamente puede acarrear problemas en la salud de las personas.
Se han alertado los Focos rojos en el acuífero yucateco por contaminación. En estos tiempos en que el crecimiento de la infraestructura urbana, en aras de la llamada modernidad, impone continuas presiones al acuífero.
La profesora Elsa Noreña Barroso, investigadora de la Unidad de Química-Sisal de la Facultad de Química de la UNAM, considera que, en términos generales, la calidad del agua en esta región es buena, pero también advierte que hay focos rojos con el imparable crecimiento urbano.
“Estamos en una situación que no calificaría de alarmante, pero sí de un punto de inflexión muy grande porque vemos que cada vez crece más la población en Mérida y los alrededores. Es también impresionante lo que ha crecido en unos años”.
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La especialista recalca que el crecimiento urbano es imparable y, sin la intención de ser alarmista, afirma que esa expansión forzosamente tendrá efectos en el acuífero y en el agua.
“Es una cuestión de números”, enfatiza. “Mientras haya más gente y actividades, el aporte de contaminantes es mayor”.
La contaminación que se genera en los hogares por el consumo de medicamentos y el uso de desinfectantes, perfumes, champú y cosméticos, entre otros productos de un grupo llamado contaminantes emergentes.
Lo importante ahora, subraya, es establecer plantas de tratamiento de agua que sean efectivas. Reitera que son Señales de alerta; que no se trata de hacer “amarillismo ambiental” pero hay que precisar que los niveles de contaminantes encontrados estaban debajo de los niveles máximos permitidos por la norma respectiva.
Recalca Sí a la modernidad, pero con cuidados. “Sí hemos encontrado algunos contaminantes. A lo mejor los niveles no son tan altos como para alarmar, pero es un hecho que Yucatán está creciendo muchísimo”; no se trata de una oposición al progreso, pero sí se debe tomar en cuenta que mientras más personas haya en la zona es mayor el riesgo de que entren al acuífero contaminantes relacionados con las actividades humanas.
La doctora Noreña hace notar que en el agua subterránea viven muchos organismos y la presencia de estos compuestos les puede ocasionar un daño muy grande y más inmediato que a los humanos. La experta enfatiza que no se debe perder de vista que todo está conectado. “Si se pierde una especie que aparentemente está lejana del ser humano (por la contaminación del agua), no sabemos qué puede pasar”, precisó.
También cabe destacar que generalmente las aguas residuales contienen materia orgánica, residuos vegetales, animales, grasas, aceites, entre otros elementos. También tiene materia inorgánica que pueden ser sólidos pequeños o grandes como telas, plásticos, químicos, arena, entre otros compuestos.
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Por su lado, los componentes microbiológicos de las aguas residuales que deben ser tomados muy en cuenta a la hora de pasar por una planta de tratamiento son las bacterias. Estas suelen provenir principalmente de las heces fecales; los hongos, que se generan de las aguas industriales; y los protozoos y actinomicetos.
De la misma manera; las aguas grises son las que se producen después de haber sido usadas por el ser humano en su vida cotidiana. Generalmente provienen del desagüe de duchas, bañeras, lavadoras y lavavajillas. Es decir, son las que contienen generalmente jabón y pequeños residuos sólidos. Entre sus características destaca que poseen un nivel mucho menor de contenido fecal, y se diferencian de las aguas residuales porque tienen una carga de contaminación menor. Esto las convierte en ideales para el reciclaje. Las aguas grises provienen de duchas, lavaplatos, bañeras y otros.
Los sistemas de tratamiento de aguas negras utilizan agua para mover los desechos por las cañerías. Estos sistemas pueden mejorar la salud de la comunidad, especialmente en las áreas urbanas densamente pobladas. Sin embargo, para evitar los problemas de salud, las aguas negras deben ser tratadas antes de volver a su cauce y utilizarlas otra vez sin peligro.
El tratamiento de las aguas negras es costoso y con frecuencia éstas se expulsan sin haber sido tratadas. Esto propaga los desechos y todos los microbios, lombrices y sustancias químicas presentes en ellas, ocasionando problemas de salud tales como hepatitis, cólera y tifoidea en los lugares donde se arrojan las aguas.
Los sistemas de tratamiento de aguas negras también pueden causar problemas de salud cuando se mezclan diferentes tipos de desechos, como ocurre cuando las fábricas arrojan sustancias tóxicas en las alcantarillas. Esta contaminación hace que el tratamiento y reciclaje de las aguas negras sea muy difícil.
Los sistemas de tratamiento de aguas negras utilizan grandes cantidades de agua para tareas que podrían hacerse con muy poca agua, o incluso sin agua. Las comunidades que tienen poca agua, o que no pueden tener un sistema de aguas negras, podrían beneficiarse con otro tipo de sanitario. Esto se debe a que cerca del 90% de las aguas negras en países en vías de desarrollo se vierten directamente sin ser depuradas. La Organización Mundial de la Salud ha advertido que cada año Yucatán está entre los seis estados con mayor número de casos en el país con más fecalismo al aire libre, según cifras de la Secretaría de Salud federal. Tan sólo en 2018, este problema provocó un aumento de cerca del 10% en la incidencia de giardiasis, una enfermedad diarreica.
La prevalencia de fecalismo al aire libre en importantes zonas de la capital de Yucatán y por todo el estado -en especial en las comunidades rurales-, es uno de los indicadores más significativos de rezago y pobreza en la entidad.
Tan sólo en 2018 y 2019; este problema provocó un aumento de cerca del 10% en la incidencia de giardiasis, una enfermedad diarreica ocasionada por un parásito que llega al humano a través de las heces humanas o animales en la intemperie.
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Esto colocó a la entidad entre los seis estados con mayor número de casos en el país, según cifras de la Secretaría de Salud federal, y a pesar de ser la zona con mayor desarrollo, la capital Mérida aún presenta focos rojos, en especial en las colonias del Sur, de las comisarías y subcomisarías que conforman su zona rural.
Las autoridades de Mérida; aseguran que una de las principales causas de desigualdad y prevalencia de la pobreza en Mérida son sus altos índices de fecalismo al aire libre, de acuerdo con el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval).
Por eso también hay playas como la de Río Lagartos y Dzilam Bravo son las que tienen mayor número de bacterias fecales en ese estado, según el informe del Programa de Playas Limpias, realizado por Cofepris y la Semarnat; analizaron la calidad del agua de 269 playas en 17 estados costeros del país, ya que en la mayoría de éstas “existen factores que afectan el agua, como drenajes pluviales, descargas de aguas residuales y asentamientos irregulares que no cuentan con infraestructura de saneamiento y alcantarillado”.
El análisis consiste en la detección de bacterias enterococcus faecalis –provenientes de heces fecales de humanos y animales– en el líquido. Una playa implica riesgo sanitario si excede los 200 enterococos por cada 100 mililitros de agua.
Existe rezago en tratamiento de aguas negras en Yucatán; si bien en Yucatán no hay escasez de agua como en otras partes del país, existe un rezago en el tratamiento de los líquidos residuales y mantenimiento de las fosas sépticas particulares, indicó Luis Pantí Peralta, integrante del Colegio de Ingenieros Químicos de Yucatán.
De acuerdo con el especialista, sólo entre 20 y 30 por ciento de las viviendas limpia sus sumideros y fosas sépticas. Prevalece la falta de cuidado es en el Centro de la ciudad, en las colonias con más antigüedad y en los municipios al interior del estado, que no cuentan con sistemas de drenaje.
“Las colonias antiguas carecen de un sistema de drenaje donde se pueda recolectar el agua residual, y hemos estado utilizando las famosas “cuevitas”, pero no es la forma adecuada”.
Es importante que la ciudadanía, además de limpiar y dar un mantenimiento a sus sumideros y fosas sépticas, no debe verter aceites, gasolinas, thinner y otras sustancias contaminantes al manto freático.
El ingeniero químico explicó que en la entidad, el porcentaje mayor de agua residual proviene del tipo sanitario, es decir que los habitantes son quienes más agua descargamos; el sector industrial solo representa el 3 por ciento del consumo, pues, afirmó, ellos sí cuenta con plantas de tratamiento. Que el crecimiento urbano y la expansión de los nuevos fraccionamientos impacta la calidad y suministro de agua, que estos nuevos desarrollos cuentan (o deben contar) con una planta de tratamiento y, además, la Japay es la encargada de operarlas. “He tenido el gusto de poder visitar dichos espacios y puedo corroborar que tienen una diversidad de tecnologías que le dan el tratamiento el agua”, resaltó. Incluso, dijo que en la parte norte de la ciudad, los nuevos fraccionamientos cuentan con sistema de drenaje y sus plantas de tratamiento.
Las aguas residuales son generadas por dos tipos de agua: las residuales urbanas y de las industrias que emplean el agua en sus procesos. La parte sólida de las aguas residuales está formada por residuos, estos pueden ser, residuos orgánicos como grasas, jabones… hasta sustancias tóxicas como el mercurio, el plomo y el arsénico.
Es relevante conocer que La Ciudad de México es la sexta ciudad más poblada del mundo, cuenta con alrededor de 20,9 millones de habitantes y México es uno de los principales países que importa agua: 70,000 millones de metros cúbicos al año, convirtiendo aproximadamente el 70% del agua que se consume en aguas negras.
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Según datos de la CONAGUA, de un 100% de agua que reciben los mexicanos en sus hogares, el 70% se convierte en agua residual. Ésta puede provenir de casas, industrias, comercios, agricultura y diferentes ámbitos en los que se usa este recurso, por ejemplo: si una persona utiliza 220 litros de agua al día, tres cuartas partes de estos se convertirán en aguas negras y generalmente terminan en ríos, mares y lagos.
En un país con tantos millones de habitantes como México, debería ser una obligación que cada empresa, complejo habitacional, centro comercial, industrias etc., cuenten con una planta de tratamiento de agua residual. Esto detendría en gran medida la crisis de desabasto de agua con la que se vive a diario en distintos estados del país.
Datos del 2018 apuntan a que en la República Mexicana se generan aproximadamente un millón de litros de aguas negras o residuales cada cuatro segundos. Es un dato que nos alerta y por el cual debemos darle la importancia debida a las plantas de tratamiento de agua y a concientizar sobre el desperdicio y reúso de la misma, ¿sabes por qué? Solo el 20% de las aguas negras que se generan en México se les da tratamiento, el resto llega a mares, ríos y lagos.
El impacto que tiene la contaminación de los mares o ríos es cada vez más visible, las aguas negras están superando nuestra capacidad y si no hacemos algo ahora, después el daño será permanente.
Menos del 30% de las aguas que se usan en el país son tratadas. Sin las medidas adecuadas, los ríos seguirán siendo drenajes, asegura un representante de la organización Pronatura. Eduardo Cota lucha en la guerra contra el reloj a la que se enfrenta México. El director de Conservación y Restauración Ecológica de Pronatura, una organización que protege los ecosistemas del país, cree que la nación norteamericana ha estado muy cerca de vivir la tragedia que ha marcado Sudáfrica por la falta de agua potable.
90% de las aguas residuales industriales sí se tratan y vemos una correspondencia por parte de la industria para regresar agua con las calidades indicadas por las normas oficiales mexicanas. El problema radica en las aguas municipales, porque aunque existen cerca de 2.300 plantas de tratamiento de agua residual en los municipios, solo alrededor del 40% funciona. Los tratamientos necesitan una gran cantidad de energía para bombeo y el costo de mantener a las plantas funcionando puede ser de hasta 70.000 pesos mensuales (3.770 dólares).
Los municipios que tienen una economía endeble apagan las bombas. Las aguas que no son tratadas llegan eventualmente a ríos, a cuerpos de agua y a océanos, con todas las consecuencias que eso implica. Llevan consigo fosfatos, tienen gran cantidad de nitrógeno. Además se da un vertimiento de nutrientes en los cuerpos de aguas con crecimientos de algas que acaban por disminuir el oxígeno disuelto en el agua. Es un drama nacional.
“Necesitamos aplicar biorremediación y entender que una vez contaminado el acuífero cárstico, es técnica y económicamente inviable su saneamiento; por ello es fundamental evitarlo. Esto sólo es posible con la vinculación entre universidades, sociedad, gobierno y empresas”, argumentó.
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Por su parte, Elsa Noreña Barroso, investigadora de la misma entidad, destacó que contar con un acuífero cárstico facilita que se filtren rápidamente los contaminantes del suelo; se muevan a través de los numerosos conductos y fracturas, llegando a los pozos de abastecimiento de agua.
La experta analiza las sustancias dañinas generadas en la península de Yucatán por el crecimiento poblacional, la industria y las actividades agropecuarias, las cuales pasan a los acuíferos e impactan el agua subterránea, única fuente del recurso potable para la población.
Estos resultados son preocupantes si se considera que Yucatán no es un sitio con alta densidad poblacional y cada día más industrial; pero se está a tiempo de revertir el daño y ordenar el tratamiento de las aguas residuales y no llegar en el futuro a tener mortandad por graves enfermedades por aguas negras.