La nueva casta en el poder
TRAS BAMBALINAS
Por Jorge Octavio Ochoa.
Se habla de “mafias”, pero lo que se ha instalado en México es una nueva “casta” en el poder, con todo un esquema de negocios, similar al que ocupan ahora los modernos cárteles del crimen organizado y que opera desde las más altas esferas, con funcionarios y servidores públicos, a los que se les ha encargado desde la obtención de enormes volúmenes de dinero a través de negocios sucios, compras fantasma, contratación de servicios, “igualas”, “mordidas” en licitaciones, “quitas” o “moches” de salarios de las nóminas de empleados, hasta la cooptación del voto para consultas o elecciones.
Las evidencias ya están a la vista. El caso Segalmex se ha convertido en la bomba de tiempo, que pone contra la pared el lema de la Honestidad (que desde hace 20 años pregonan a los cuatro vientos). Es un descomunal desvío de recursos, obtenido de la manera más inmoral que puede haber: falsa solidaridad con el pueblo. Han desviado 15 mil millones de pesos, simulando compras de carne, azúcar, garrafones de agua, alimentos y enseres que no llegan a los pobres, pero que se quiere justificar con el otorgamiento de pensiones para los mayores, aunque muchos de estos hayan muerto; o becas para estudiantes, sin ningún control.
En el mega plan de negocios de toda esta estructura captadora de dinero, también hay proyectos de inversión en playas, hoteles, corredores turísticos y hasta la instalación de plantas solares; así como concesiones especiales para el usufructo del litio en territorio mexicano (léase Vidanta). Es toda una nueva élite. Lo peligroso es que, a esta nueva casta de políticos, se le ha ocurrido la brillante idea de asociarse con el crimen organizado, al puro estilo siciliano. México vive hoy una y mil masacres, que sirven por igual para simular consultas, como la de revocación del mandato, o falsificar repartos de medicinas y alimentos.
Los nubarrones llegan ya hasta el Banco del Bienestar, que recientemente tuvo que retirarse “voluntaria e unilateralmente” del millonario negocio de recepción de remesas en Estados Unidos, ante el solo rumor de que se detectaron mecanismos de lavado de dinero. Sin embargo, ese servicio se llevará a cabo ahora desde Financiera para el Bienestar (antes conocida como Telecomm), que cuenta con mil 700 sucursales en todo el país y que, aparentemente, no pasa por el cedazo de la banca estadounidense. Ahora entendemos el porqué de la algarabía del Presidente, cada vez que anunciaba el incremento del monto de remesas.
Si revisamos el esquema de “negocios”, podemos ver que en la línea de investigación aparecen, desde hace años, personajes como Alejandro Esquer, actual secretario particular del Presidente de la República y Octavio Oropeza, actual titular de Pemex. Pero ahora hay nuevos nombres, como enclaves dentro del sistema financiero nacional, como es el caso de la temida ex titular del SAT y actual secretaria de Economía., Raquel Buenrostro, y su hermana Lucía Buenrostro, ex directora General Adjunta de Crédito en el Banco del Bienestar; o José Ángel Ansúrez Galicia y María del Rocío García Pérez.
Estos dos últimos, aparecen como nuevos artífices del “moche” y el “diezmo”, que desde hace ya muchos años implementó Andrés Manuel López Obrador cuando fue líder del PRD y después como jefe de Gobierno del Distrito Federal, con el apoyo de Marcelo Ebrard y del actual líder de Morena, Mario Delgado, cuando era secretario de Finanzas de Marcelo. Así se trasladó la práctica hasta Morena y desde 2016 se documentaron algunos casos específicos, como el de Lyssette Jiménez Medina, a quien entre enero y febrero de ese año le pagaron un millón 12 mil 772.20 pesos por “prestación de servicios”.
Esto fue lo que Morena-DF entregó en aquel entonces, como respuesta a una solicitud de información folio 5510000020416. Es decir, una friolera de 506 mil pesos mensuales. Así se las gastaban y se las han gastado desde entonces. Justo es decir que el caso SEGALMEX es una práctica que ya se había utilizado en tiempos de Carlos Salinas de Gortari en lo que se conocía como CONASUPO y que llevó a la cárcel por 10 años a su hermano Raúl. Sin embargo, la fe y las ganas de creer han impregnado una especie de ceguera en los mexicanos, que se preparan para aceptar a Morena como el nuevo partido de Estado.
En esta nueva “estirpe” figura especialmente René Gavira Segreste, ex director de Administración y Finanzas de SEGALMEX, quien fue recomendado para el cargo nada menos que por la mismísima Raquel Buenrostro. Hoy este sujeto ya cuenta con el amparo definitivo de un juez federal contra cualquier orden de aprehensión en su contra. Quizá a eso se refiera el Presidente López Obrador cuando dice que hay una “mafia” en el Poder Judicial. Pero de la mafia dentro del Instituto para Devolver al Pueblo lo Robado (INDEP) no ha dicho nada, pese a las acusaciones de 15 trabajadores contra José Ángel Anzurez Galicia.
Como ”encargado de despacho” de la Dirección Ejecutiva de Recursos Materiales del INDEP, este angelito pedía desde hace 2 años, el 30% de sus salarios si querían trabajar en el gobierno. Sus influencias llegan a tres dependencias de gobierno, donde colocaba personas a cambio de esa “quita” o “moche”. Pero, como decíamos, no es algo nuevo. El “diezmo” fue implementado por primera vez por López Obrador en el PRD y hoy, una de sus más fieles representantes, Delfina Gómez, se ha convertido en el impune estandarte de su aplicación, en absoluta burla de las instituciones y de la ley.
CRÓNICA DE UN FRAUDE ANUNCIADO
Esta es, pues, la crónica no sólo de un fraude anunciado para los comicios de junio próximo en el Estado de México, fundamentalmente. Es el resurgimiento del dedazo y de un presidencialismo brutal que, como ya lo anunció el pasado 18 de marzo, va a meter la mano completa en la postulación de candidato de Morena para la presidencia de la República, para que no ocurra, según dijo, como con Lázaro Cárdenas, que se pronunció por un candidato de derecha, Manuel Ávila Camacho, y no un izquierdista, como el general Francisco Múgica. Como podrá verse, López Obrador está dispuesto a meter el cuerpo entero.
Como hemos dicho aquí ya varias veces, movilizará células de simpatizantes y de funcionarios, que lo mismo promoverán el voto, acudirán a actualizar padrones de beneficiarios de la pensión para adultos mayores, becas de jóvenes por el futuro, apoyo a madres solteras. En esta estrategia, Delfina Gómez será la punta de lanza. Expresión máxima del autoritarismo de un régimen para el que la ley es letra muerta y que fue lanzada como candidata pese a que existe un fallo del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación TEPJF, que la imputa por el desvió el 10 por ciento de 472 trabajadores de Texcoco.
Este “moche” o quita del “diezmo” a los trabajadores, se llevó a cabo a lo largo de casi tres años (del 13 de febrero de 2013 a julio de 2015), lo que implica una derrama de 2 millones 264 mil pesos. Fueron 72 quincena, cuando era presidenta municipal. Ese dinero fue a parar a las actividades proselitistas de Morena, dígase de Andrés Manuel López Obrador. Tan fue comprobado el ilícito, que el Instituto Nacional Electoral aplicó una multa de 4.5 millones de pesos al Partido Morena. Es bajo esa misma lógica de robo y fraude, que encaran ahora la contienda electoral en el Estado de México, al puro viejo estilo PRI.
La oposición denunció que en aquella entidad, se han registrado más de 74 mil cambios de domicilio, el 52% procedente de la Ciudad de México. El resto, proviene de Hidalgo, Veracruz y Puebla, todos gobernados por Morena. Los cambios se registraron en 260 secciones. En la sección 1,054 de Chalco se registraron 1200 cambios; en la sección 1052, también en Chalco, otros 1,126 cambios de domicilio. En Chimalhuacán, sección 5970, se registraron 743 cambios; Tecámac, sección 4,251 se reportan 800 cambios y en la 4,208 hubo 835. En Zumpango, sección 5904, hubo 856 cambios y en la sección 5912, otros 860 cambios.
Todo esto, en municipios gobernados por Morena. Como puede verse, pese a tener enfrente a una oposición descompuesta y sin liderazgos, el régimen, desde el más alto poder central, ha buscado de manera desesperada, generar más recursos a través de prácticas no muy “cristianas”, como la compra de garrafones vacíos de agua (1.8 millones de piezas, con un costo de 99.9 millones de pesos), para después quizá rellenarlos y venderlos. ¡Negociazo! Quizá busca “ahorros”, para más pensiones de adultos o becas para jóvenes. Tan sólo en una dependencia, 15 mil millones de pesos desviados y una estructura bancaria para lavar más dinero.
Si pensamos de buena fe, es evidente que la nueva casta política tiene decidido perpetuarse a través de otro partido de Estado, como lo era el PRI. Quiere crear otra manera de dispersar recursos, porque los que existen en el erario no alcanzan. Se necesita más, mucho más. La cifra de gente en la miseria rebasa los 45 millones de personas. Por más que se quiera, la bonhomía del sistema político de la 4T no alcanza para paliar esa tremenda desigualdad. Sin embargo, les ha parecido buena idea “amafiarse” con el crimen organizado para obtener así más riquezas y atender más núcleos de población, pero también para granjearse nuevos feligreses.