Pillería política
PULSO
Eduardo Meraz
Si de por sí los mexicanos difícilmente podemos presumir de tener gobernantes y políticos puros e inmaculados, este martes 7 de abril, la Suprema Corte acaba de echar para atrás la disposición del Tribunal Electoral para que quien aspire a un cargo público demuestre tener un modo honesto de vivir, con lo cual corremos el riesgo de quedar en manos de auténticos pillos.
En opinión de la SCJN tener un modo honesto de vivir “es un término ambiguo y subjetivo”, por lo cual declaró inconstitucional el criterio impuesto por el TEPJF, pues es inválido solicitar a las personas demostrar que viven honestamente para poder ocupar un cargo público de cualquier índole.
De acuerdo con la nota de Eduardo Murillo, publicada en la edición digital de La Jornada San Luis, de aplicarse la determinación del Tribunal Electoral, “podría haber dejado sin posibilidad de competir en las próximas elecciones a la jefa del gobierno capitalino, Claudia Sheinbaum; al secretario de Gobernación, Adán Augusto López; y a más de seis gobernadores de Morena”.
Añade que, sin base legal, el TEPJF había decidido que los funcionarios públicos que expresaron su opinión sobre el proceso de revocación de mandato en 2022, tendrían que ser sancionados bajo los mismos criterios de quienes ejercieron violencia política en razón de género, es decir, que se consideraría que no tienen un “modo honesto de vivir” y por tanto no cubren los requisitos del artículo 34 constitucional para ser ciudadano mexicano y competir en un proceso electoral.
Hoy la SCJN señaló que esta decisión del TEPJF fue equivocada y aprobó una tesis al respecto que define: “tener un modo honesto de vivir es un requisito legal cuya ponderación es subjetiva, además de suponer una expresión ambigua y de difícil apreciación, por lo que al exigirlo también puede traducirse en una forma de discriminación”.
Vistas así las cosas, gobernantes y políticos pueden andar tranquilos por los pasillos y escalinatas del poder sin temor alguno de ver truncadas sus aspiraciones por nimiedades como tener que demostrar un modo honesto de vivir. El origen de los recursos a su alcance ha quedado “purificados” con esta determinación de la Corte.
Cubiertos por el agua bendita de la legalidad, los integrantes de la clase política mexicana podrán recurrir a “aportaciones” como las logradas por Delfina Gómez cuando fue presidenta municipal de Texcoco o las obtenidas por los hermanos del presidente totalmente Palacio Nacional.
Tampoco podrán ser objeto de discriminación los políticos que recurran a los tradicionales mecanismos de corrupción en el ejercicio del gasto público, como son los “diezmos”, la “persuasión”, los “cobros de piso”, los “pases de charola” con cena incluida o la proliferación de “irregularidades” al ejercer el presupuesto.
Bien a bien, podría asegurarse que la escoba presidencial para barrer de arriba hacia abajo las escaleras de la corrupción se quedó “chincola”, justo cuando se acerca el final del sexenio y es menester engordar el cochinito para las campañas de 2024.
Así, los mexicanos tenemos frente a nosotros la posibilidad de ser testigos de múltiples y variadas pillerías de todos aquellos aspirantes a un cargo y sin poder hacer nada, porque serían actos “ambiguos y subjetivos”, sino también discriminatorios.
He dicho.
EFECTO DOMINÓ
El embajador de Estados Unidos en México, Ken Salazar, señaló la “imperante necesidad de actuar contra los cárteles” a través de una estrecha colaboración entre ambos países, que implique el “combate a la impunidad y fortalecer a autoridades de seguridad y de justicia con recursos”.
@Edumermo