PORTAFOLIOS/ El ABC de la resiliencia

Por Alan Ramírez Flores, CEO de Coperva
¿Un año difícil? Si, pero las organizaciones ya suelen enfrentar más eficazmente las disrupciones. Esto aprendimos durante la pandemia mundial.
Construir una organización ágil, tener equipos autosuficientes que pueden efectuar planes estratégicos, encontrar y promover líderes adaptables e invertir en talento y cultura son las capacidades de las empresas resilientes o capaces de crecer ante una interrupción.
Un factor crucial para lograr esto es la agilidad. Para ello, se requiere construir entornos flexibles y resistentes que permiten una toma de decisiones dinámica y eficiente y una mejor gestión del tiempo.
Particularmente, para las decisiones trascendentales, conviene establecer un centro neurálgico: un grupo de toma de decisiones compuesto por líderes senior o partes interesadas clave que puedan responder a los eventos en tiempo real. Este equipo estaría facultado para actuar rápidamente en las decisiones diarias.
En cuanto a las reuniones efectivas y gestión del tiempo, factores cruciales en la construcción de agilidad, se requiere que las juntas ahora duren 30 minutos o menos y los asistentes deben revisar los materiales con anticipación. Asimismo, el tiempo debe usarse para la verdadera resolución de problemas y no para presentaciones. También conviene designar ciertos días como libres de reuniones. Conviene analizar si están en la sala las personas adecuadas y detectar si se pasa suficiente tiempo con los subordinados directos.
Por otra parte, el trabajo real de la organización debe realizarse por equipos proactivos. Es decir, capaces de enfrentar información nueva e imperfecta y sentirse motivados y capacitados para actuar.
Para cultivar la resiliencia organizacional y garantizar la adaptabilidad, por otra parte, las empresas deberán pensar de manera diferente sobre cómo se estructuran y administran los equipos. Por ello, los líderes de organizaciones resilientes minimizan las burocracias y fomentan el espíritu empresarial entre y dentro de los equipos.
Otra característica de las organizaciones resilientes es su capacidad para romper silos e interactuar entre distintas áreas laborales e, incluso, con otras empresas.
Ahora, para que los colaboradores actúen durante las crisis u oportunidades de transformación, deben tener una cultura organizacional que acepte que el fracaso es parte de la innovación y crecimiento. Ésta seguridad psicológica será crucial para fomentar el compromiso y proactividad laboral.
Es importante enfatizar que los líderes con alta capacidad de adaptación a circunstancias, entornos e incluso insumos, son los que permiten la agilidad organizacional y el empoderamiento del equipo.
Algo más: para cultivar una respuesta de resiliencia a largo plazo, las organizaciones deben cambiar su enfoque de la gestión del talento y prestar atención a los factores culturales críticos. Las empresas que logran coincidir el talento con la estrategia tienen más probabilidades de superar a sus pares.
Las organizaciones resilientes comienzan a construir las estructuras y capacidades para abordar los desafíos actuales de gestión del talento y los futuros. Esto puede ser especialmente cierto en el caso del talento tecnológico.

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