Topolino: el lado oscuro de un ícono poblano

  • Empleados denuncian explotación laboral, omisiones legales y un pozo clandestino en la emblemática cafetería de Atlixco

En el corazón de Atlixco, Puebla, las vitrinas relucientes de Topolino, una franquicia “ítalo-poblana” célebre por sus cafés, helados y pasteles, han sido durante 35 años un símbolo de tradición y calidad.

Sin embargo, tras la fachada de calidez y prestigio se oculta una realidad perturbadora: denuncias de explotación laboral, omisiones legales y un pozo clandestino que abastece de agua a sus negocios, todo ello bajo la aparente complicidad de autoridades locales. Lo que parecía una historia de éxito empresarial se desmorona ante las voces de empleados y extrabajadores que han decidido romper el silencio.

IMPERIO CONSTRUIDO SOBRE IRREGULARIDADES

Topolino, bajo la dirección de Francesa Marilisa Soliman Minutti, se ha consolidado como un emblema de Atlixco, atrayendo a miles de clientes a sus sucursales, incluida la icónica ubicada en el zócalo y la matriz en el lujoso fraccionamiento El Cristo. Pero detrás de los aromas de café recién molido y los postres artesanales, los trabajadores narran una historia de abuso y precariedad.

Cinco empleados, algunos en activo y otros despedidos tras lo que describen como acoso laboral, compartieron con este medio testimonios que exponen las entrañas de la empresa.

“Trabajamos hasta 12 horas diarias, sin descanso, sin pago de horas extra y sin prestaciones básicas.

Llevo meses pidiendo que me den de alta en el IMSS, pero nadie en mi área tiene seguridad social”, relató una empleada que pidió anonimato por temor a represalias. Su historia no es aislada: los testimonios coinciden en que quienes exigen derechos laborales enfrentan maltrato, amenazas y, en muchos casos, despidos injustificados. “Nos dicen que nadie les gana en tribunales, que tienen todo arreglado”, añadió la trabajadora, reflejando el clima de intimidación que permea en la empresa.

HOSTIGAMIENTO Y DESPIDOS ESTRATÉGICOS

Según los denunciantes, en los últimos meses Topolino ha intensificado una campaña de hostigamiento para deshacerse de los trabajadores con mayor antigüedad, quienes han sido los más vocales en demandar seguridad social y mejores condiciones. “Si llevas años trabajando aquí, te conviertes en un blanco. Nos presionan hasta que renunciamos o nos despiden sin liquidación”, confesó un extrabajador que laboró en la sucursal del zócalo por más de una década.

Para reemplazar a estos empleados, la empresa ha recurrido a jóvenes sin experiencia laboral, a quienes ofrece sueldos por debajo del mínimo y sin prestaciones. “Contratan chicos que apenas terminan la preparatoria, les pagan una miseria y no les dan nada más. Así se ahorran problemas legales”, explicó otro exempleado. Esta práctica no solo vulnera los derechos laborales, sino que ha generado un creciente número de demandas por despidos injustificados, además de deudas acumuladas con proveedores locales.

En un intento por eludir responsabilidades legales, Topolino cambió su razón social de Ielato Natural a Gelaitmex, una maniobra que, según los trabajadores, busca deslindarse de obligaciones fiscales y laborales pendientes. Sin embargo, los registros públicos de esta nueva figura jurídica son prácticamente inexistentes, lo que levanta sospechas sobre la transparencia de la empresa.

EL ESCÁNDALO DEL POZO CLANDESTINO

Las irregularidades en Topolino trascienden el ámbito laboral y se extienden a sus operaciones físicas. Uno de los hallazgos más graves es el uso de un pozo clandestino en la sucursal matriz, ubicada en el fraccionamiento El Cristo, para abastecer de agua no solo a la cafetería, sino también a un restaurante, una panadería y un local de embutidos en el mismo predio. Durante más de dos décadas, este pozo operó sin autorización de la Comisión Nacional del Agua (Conagua), según denunciaron los trabajadores, quienes aseguran que la empresa se benefició de esta práctica ilegal sin intervención de las autoridades.

El caso salió a la luz en 2024, cuando un medio local reveló que la sucursal de Topolino en el libramiento Izúcar de Matamoros, esquina con bulevar Niños Héroes, pagaba entre 200 y 250 pesos mensuales por el servicio de agua al Sistema Operador de Agua Potable en Atlixco (SOAPAMA), una cantidad irrisoria considerando el volumen de clientes que atiende. Esta tarifa, equivalente al consumo de una familia promedio, fue posible gracias al pozo clandestino, cuya existencia nunca fue reportada ni regulada.

Aunque no está claro si el pozo sigue operando en la ilegalidad, los denunciantes afirman que su uso durante más de 20 años representa un abuso flagrante de los recursos naturales y una omisión grave por parte de Conagua. “Todos sabíamos del pozo, pero nadie decía nada. Los dueños siempre han tenido buenas relaciones con las autoridades”, señaló un exempleado, sugiriendo una red de complicidad que ha permitido a Topolino evadir sanciones.

VÍNCULOS OSCUROS Y ACUSACIONES GRAVES

El historial de Topolino también está marcado por señalamientos inquietantes. En 2014, un directivo de la empresa fue incriminado en un caso de secuestro, según el expediente 83/2014 de la Fiscalía del Estado de Puebla. Aunque los detalles del caso no han sido plenamente esclarecidos, los trabajadores entrevistados aseguran que este episodio contribuyó al clima de temor dentro de la empresa. “Nos dicen que no nos metamos en problemas, que ellos tienen contactos y que siempre salen ganando”, relató un empleado en activo.

Además, la sucursal del zócalo de Atlixco opera sin cumplir los lineamientos de Protección Civil y sin estar registrada en el padrón oficial de comercios, lo que, según los denunciantes, debería impedir su funcionamiento. Esta irregularidad, sumada al uso del pozo clandestino y las prácticas laborales abusivas, pinta un panorama de una empresa que ha operado al margen de la ley durante años, amparada por la falta de supervisión de las autoridades locales.

LA VOZ DE LOS TRABAJADORES

Para los empleados de Topolino, trabajar en la empresa es una experiencia agridulce. Por un lado, la marca les ofrecía un empleo en una región donde las oportunidades son limitadas; por otro, las condiciones laborales los han llevado al borde del agotamiento físico y emocional. “Yo quería sentirme orgullosa de trabajar en un lugar tan conocido, pero el trato es inhumano. Nos exprimen y, si reclamas, te vas”, lamentó una trabajadora que fue despedida tras exigir su afiliación al IMSS.

El impacto de estas prácticas va más allá de los trabajadores. Proveedores locales también han reportado problemas con Topolino, que acumula deudas pendientes y retrasos en pagos. “Nos deben miles de pesos, pero siempre encuentran excusas. Dicen que están en reestructuración, pero siguen abriendo sucursales”, afirmó un proveedor de insumos para repostería que prefirió no revelar su identidad.

UN LLAMADO A LA JUSTICIA

Las denuncias de los trabajadores han comenzado a resonar en Atlixco, un pueblo mágico que se enorgullece de su identidad y tradiciones. Sin embargo, el prestigio de Topolino, alguna vez un símbolo de orgullo local, está ahora en entredicho. Los testimonios recopilados apuntan a una empresa que ha priorizado las ganancias sobre el bienestar de sus empleados y el cumplimiento de la ley, aprovechándose de la falta de regulación y la desesperación de una fuerza laboral vulnerable.

Organizaciones de derechos laborales en Puebla han comenzado a tomar nota de las acusaciones, y se espera que las autoridades, incluyendo el IMSS, Conagua y la Secretaría del Trabajo, investiguen a fondo las irregularidades señaladas. Mientras tanto, los trabajadores piden justicia y condiciones dignas, decididos a no seguir callando. “Queremos que Topolino sea lo que dice ser: una empresa que represente lo mejor de Atlixco, no un lugar donde se pisotean los derechos de las personas”, expresó uno de los denunciantes.

El futuro de Topolino está en juego. La empresa enfrenta no solo un escándalo laboral, sino también cuestionamientos éticos que podrían manchar su legado para siempre. En Atlixco, donde el aroma de sus cafés aún atrae a turistas y locales, la pregunta es si esta icónica franquicia podrá limpiar su nombre o si las sombras de la explotación y la ilegalidad terminarán por opacar su brillo.

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