Gente de tres partidos políticos se apoderó del organismo SAPASA para que fuera “gallina de los huevos de oro”
ATIZAPÁN DE ZARAGOZA, MÉX.– No obstante que los partidos políticos tienen la obligación de regirse por sus propios principios enunciados en sus respectivos documentos básicos y conducirse de manera ética, en los hechos y sin excepciones, incumplen con este deber, lo que para la ciudadanía se traduce en un rechazo a quienes sin importar el color o la ideología que profesan, resultan tener en común su desprecio por la honradez y su superior interés por el dinero, así como por el control de las instituciones.
Tal es el caso del organismo de agua de esta ciudad, denominado SAPASA, mismo que hoy es manejado por gente de tres institutos políticos: PAN, PRI y MORENA, los cuales hacen y deshacen con la dependencia, que se encuentra en estado crítico, debido al descarado saqueo del que es objeto.
Lejos de que los representantes de esos institutos políticos tuvieran como prioridad el bien de esa institución y su mejoría, para que puedan ofrecer un mejor servicio a sus usuarios en Atizapán, hoy es motivo de una encarnizada disputa por controlarla y ponerla a disposición de los intereses específicos de quienes sí o sí, quieren ser los mandamases del organismo.
En lugar de interesarse por el saneamiento de las finanzas de SAPASA, de reducir su endeudamiento histórico y de incrementar la recaudación apoyando a los ciudadanos, panistas, priístas y morenistas, prefieren sacar la rebanada más grande que puedan del pastel, sin que les preocupe si el destino de esa institución es la bancarrota.
Por ejemplo, la actual regidora morenista Rosalía Teodoro Alvarado, sangra a SAPASA cínicamente, al tener en la regiduría a su propio personal, el cual cobra no en el ayuntamiento como debería ser, sino en el organismo de agua.
Pero para curarse en salud, votó en contra el proyecto para otorgar 30 por ciento de descuento a usuarios morosos, aparentando estar indignada por no haber sido un apoyo mayor para quienes no se han podido poner al corriente.
Esta clase de anomalía, habla de que la edil ya se ha apoderado, en parte, de la dependencia donde en el trienio anterior fungió como jefa de personal, por lo que ahora como parte del cabildo, se siente facultada para que su equipo de colaboradores en la regiduría, reciban su salario en SAPASA, como si el organismo fuera un barril sin fondo al que se le puede extraer y extraer y no tuviera un límite.
Otro que quiere tener bajo control el organismo, es el dirigente estatal del PAN, Anuar Azar Figueroa, quien parece tener demasiado interés en lo que pase en Atizapán, ya que ha trascendido, que frente a la suspensión de la directora de Desarrollo Económico Patricia Alonso Vargas, a causa de que no cuenta con la correspondiente certificación que su puesto requiere para acreditarse como alta funcionaria ante la ley, el líder panista ha acudido ante el alcalde Pedro Rodríguez, para defenderla a capa y espada.
Sin embargo, hay otros más del mismo partido azul como el presidente local panista Aldo León, que con un cargo como subdirector general de SAPASA, es prácticamente un aviador, ya que no se presenta regularmente a desempeñar sus funciones, pero sí cobra cada mes 90 mil pesos.
Y si ese sueldo estratosférico a cambio de nada no resultara suficiente, el dirigente municipal de Acción Nacional, da órdenes a control remoto para mover las cosas en SAPASA y maneja para su beneficio personal, el negocio de las pipas de agua y el ilegal de las tomas clandestinas de agua.
Tan ha sido SAPASA para los malos funcionarios la gallina de los huevos de oro, independientemente del partido al que pertenecen, que personajes que provienen de otros municipios como Cuautitlán Izcalli, con tal de tener apoyo para ser considerados para ocupar la dirección general del organismo, prometieron las perlas de la virgen y ofrecieron puestos a diestra y siniestra, como David Guzmán, sobrino del hoy jefe de la oficina de la presidencia municipal, Wilfrido Torres, “el Willy.”
Sin embargo, David Guzmán no ofreció los empleos en SAPASA por mera amistad, sino que vendió las plazas a los que le creyeron que sería nombrado director del organismo y la triste realidad para los que se dejaron embaucar, es que éste no llegó a la dirección general, pero al menos sí les sacó un buen dinero, por una promesa incumplida.
En tanto, María Luisa Gudiño Aguilar, conocida como “Malú”, la cual se desempeñaba como subdirectora de administración y finanzas de SAPASA -quien a la fecha ya no trabaja ahí, luego de descubrirse las graves irregularidades que cometió-, pero siempre presumía tener la vara alta con gente muy poderosa del PRI, resultó toda una fichita, ya que en medio año, se acabó el presupuesto de la institución.
Gudiño Aguilar, era parte de la red de corrupción en la que ella misma facilitaba el saqueo de SAPASA, siendo complaciente con empresarios encajosos y leoninos, que todo cobraban a precio de oro a la dependencia, para así ella poder llevarse su tajada como “comisión.”
Así las cosas, hoy en día SAPASA agoniza, porque tiene una recaudación bajísima, millonarias deudas por todos lados y una enorme corrupción, que se ha acentuado con la llegada del gobierno de coalición, donde cada uno quiere llevar agua a su molino y engordar su billetera, no importando el camino para salirse con la suya.