GOBIERNO DE CALIDAD/ Las seis facetas de la resiliencia

Por Jorge Manrique, Rector del Colegio Jurista y director general de Gobierno de Calidad, consultoría de políticas públicas.

En la medida que visualizamos las áreas más fuertes de la empresa podemos asumir que podremos enfrentar exitosamente cualquier disrupción. Así, los líderes empresariales aseguran que éstas áreas de resiliencia son las más significativas ante una crisis.

Financiera. Las instituciones deben equilibrar los objetivos financieros a corto y largo plazo. Una sólida posición de capital y suficiente liquidez permiten a las organizaciones capear rápidas caídas en los ingresos, el aumento de los costos o los problemas de crédito. Las empresas resilientes pueden lograr márgenes superiores al aumentar los ingresos más que al controlar los costos

Ahora, es más probable que las empresas resilientes del mañana sean las que impulsen el crecimiento del valor agregado mientras equilibran la opcionalidad ( o crecimiento de las ganancias retenidas), en lugar de aquellas que centran la mayor parte de su atención en mantener los márgenes operativos a expensas de otras medidas proporcionadas.

Operativa. Las organizaciones resilientes mantienen una capacidad de producción robusta que puede pivotar para satisfacer los cambios en la demanda o permanecer estables frente a la interrupción operativa sin sacrificar la calidad.

También fortalecen tanto sus cadenas de suministro como sus mecanismos de entrega para mantener la capacidad operativa y la provisión de bienes y servicios a los clientes, incluso bajo estrés de todas las formas que van desde fallas de proveedores o distribuidores individuales hasta catástrofes naturales y eventos geopolíticos.

Tecnológica. Las empresas resilientes invierten en una infraestructura sólida, segura y flexible para gestionar las ciberamenazas y evitar averías tecnológicas. Mantienen y hacen uso de datos de alta calidad de manera que respeten la privacidad y eviten sesgos.

Al mismo tiempo, implementan proyectos de TI tanto grandes como pequeños, de alta calidad, a tiempo, de presupuesto y sin averías, para mantenerse al día con las necesidades de los clientes, las demandas competitivas y los requisitos reglamentarios. Si algo sale mal, mantienen una sólida continuidad del negocio y una capacidad de recuperación ante desastres, evitando interrupciones en el servicio para los clientes y las operaciones internas.

Organizacional. Las empresas resilientes son capaces de atraer y desarrollar talento en áreas críticas para su crecimiento futuro. Tales organizaciones fomentan una fuerza laboral diversa donde todos se sienten incluidos y pueden rendir al máximo. Reclutan deliberadamente al mejor talento, lo desarrollan de manera equitativa y mejoran o vuelven a capacitarse de manera flexible y rápida.

Reputacional. Las instituciones resilientes alinean los valores con las acciones y las palabras. Una amplia gama de partes interesadas (empleados, clientes, reguladores, inversores y la sociedad en general) responsabilizan a las empresas por sus acciones, promesas de marca y postura sobre cuestiones ambientales, sociales y de gobernanza (ESG).

Del modelo de negocio. Las organizaciones resilientes desarrollan modelos de negocio que pueden adaptarse a cambios significativos en la demanda de los clientes, el panorama competitivo, los cambios tecnológicos y el terreno regulatorio. Esto implica mantener una cartera de innovación y valorar el espíritu empresarial. Particularmente en tiempos de crisis, las organizaciones resilientes son capaces de adaptar los modelos de negocio al entorno dinámico e incierto.

 

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