Ante un mundo del futbol muy dividido, el presidente de la FIFA, Gianni Infantino, se mostró conciliador este jueves, día en el que anunció que aspirará en 2023 a un tercer mandato, en el que reculó sobre el proyecto de un Mundial bienal y en el que subrayó los “progresos” de Catar sobre derechos humanos antes del Mundial-2022.
Aprovechando el marco del Congreso de la organización en Doha, en la víspera del sorteo de la fase final del torneo (21 noviembre-18 de diciembre), el dirigente italo-suizo abordó algunos asuntos delicados, empezando por la idea de que el Mundial, la joya de la corona, pasara a jugarse cada dos años en vez de cada cuatro.
“Dejadme ser muy claro: la FIFA nunca ha propuesto un Mundial bienal”, afirmó Infantino desde la tribuna del Congreso, que no había incluido ese asunto en el orden del día.
Subrayó que lo que su organización es hacer un estudio sobre la “viabilidad” del proyecto y el impacto que generaría.
La UEFA (Europa) y la Conmebol (Sudamérica) lideraron el frente de rechazo a un Mundial bienal, junto a asociaciones de clubes o de hinchas, lo que parece haber forzado a Infantino a dar un paso atrás y adoptar un tono conciliador para las reformas del calendario internacional desde 2024.
Infantino, en el puesto desde 2016, cerró el 72º Congreso oficializando su candidatura para conseguir un nuevo mandato en 2023, que sería el tercero y último. Recibió aplausos tras su anuncio.
Por ahora no existen rivales de peso para él en esa carrera presidencial.
Ingresos récord
El dirigente tiene en su favor el balance económico.
La FIFA prevé una cifra de negocio récord de 7 mil millones de dólares (6.300 millones de euros) en el ciclo de cuatro años que termina este 2022, es decir, más de lo esperado.
Sobre el calendario para el futuro, aparcado el Mundial bienal, Infantino únicamente mencionó este jueves que el Mundial de Clubes, que la FIFA deseaba ampliar a 24 clubes, formará parte de las conversaciones.
Hay quien habla de un regreso de la Copa de las Confederaciones, un minitorneo con ocho selecciones disputado en 1992 y 2019, o de una ampliación a los equipos sudamericanos de la Liga de Naciones, creada en 2018 por la UEFA.
A ocho meses del Mundial-2022 en Catar, el patrón de la FIFA tuvo que hacer frente también a las controversias sobre los derechos de las mujeres o de las personas LGBT, o sobre las polémicas sobre la situación de los trabajadores migrantes de las obras de construcción en el emirato.
“Los trabajadores migrantes heridos o las familias de los que murieron en la preparación del Mundial deben ser tenidos en cuenta”, afirmó Lise Klaveness, presidenta de la Federación Noruega de Futbol, en un discurso de tono encendido.
Catar, “ejemplar” según Infantino
Insistiendo en los “progresos” de Catar en materia de Derechos Humanos, Infantino señaló que el trabajo realizado por el país en ese asunto era “ejemplar”.
“Por supuesto, no todo es perfecto, claro que no es el paraíso, pero ningún país es el paraíso”, estimó.
El emirato abolió desde 2016 la “kafala”, el sistema de padrinazgo que hacia a los asalariados totalmente dependientes de sus empleadores, y en 2020 introdujo un salario mínimo de 1.30 dólares a la hora. Las autoridades cataríes insisten en que han realizado más avances en ese sentido que cualquier otro país de la zona.
Infantino pidió también “diálogo” para terminar con el conflicto en Ucrania y recordó que la FIFA fue firme al excluir a la selección rusa de la carrera al Mundial-2022.
“No era una decisión fácil (…) pero debía ser tomada”, dijo.
Algunas voces, como el embajador de Ucrania en Catar, Andrii Kuzmenko, presente en el Congreso, solicitaron excluir a la Federación Rusa de Futbol de la FIFA.
El ruso Alexey Sorokin, preguntado sobre el tema, respondió a esa solicitud: “¿Qué tiene que ver el futbol ruso con todo esto? ¿Qué ha hecho mal el futbol ruso?”, se defendió este exmiembro del Consejo de la FIFA.
La situación de los delegados en la sala se hizo por orden alfabético, lo que dejó a rusos y ucranianos separados por varias filas de distancia.