No viene fácil
PULSO
Eduardo Meraz
Este lunes -30 de enero- fue un día de definiciones. Se evidenció el odio y rencor del presidente totalmente Palacio Nacional y de dos de sus corcholatas hacia el Instituto Nacional Electoral; surgió una nueva agrupación civil contraria al cuatroteísmo y la presidenta de la Corte, Norma Piña, garantizó la independencia del poder judicial. Mezcla que anticipa un fin de sexenio de cruentas batallas legales y extralegales.
Sin poder liberar aún de su derrota de 2006 ni de que se haya desechado su reforma electoral, el mandatario innombrable saca su frustración y con una valentía a toda prueba, cuando su opositor está a punto de terminar su gestión, llama farsante al consejero presidente del INE, Lorenzo Córdova pues, desde su óptica, no tiene ideales ni principios.
Y luego, con una actitud impropia de la investidura presidencial pretende establecer una comparación entre el funcionario electoral y su padre, por considerarlos muy diferentes el uno del otro al señalar: “así suele pasar con los hijos, los nietos”.
Visión que tal vez cobraría mayor sentido si la hubiese dicho frente a un espejo, pues es vox populi la vida diametralmente opuesta a la que él pregona todos los días -en su teatro en atril mañanero-, y que llevan descendientes, familiares y “hermanos políticos”.
Y justo a uno de estos últimos desea convertirlo en su sucesor. De ahí la réplica, a veces magnificada por la encargada de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, o por el responsable de la política interior, Adán Augusto López, con sus acusaciones y desprecio hacia las autoridades electorales.
Si algo caracteriza a ambas corcholatas es la necesidad frecuente del respaldo presidencial, ya se para crecer o para no caerse de la competencia. Este apoyo presidencial obedece, en buena medida, a considerar a cualquiera de los dos como fieles intérpretes de su legado y los menos proclives a un desvío o traición, sabedor de la máxima, de que el poder no se comparte.
El comportamiento presidencial de los días recientes deja ver su inseguridad hacia el juicio del electorado sobre su mandato. Conforme pasa el tiempo, se acrecienta su certeza de que en una lección limpia y equitativa su potencial sucesor saldría derrotado, por lo cual es necesario contar con dos elementos institucionales de su lado.
Por una parte, un árbitro si no destazado, al menos sin plenitud de facultades para desarrollar su labor y, por la otra, una “guardia pretoriana” responsable de salvaguardar su legado, sobre todo porque observa como la oposición a su régimen, que parecía inexistente, cobra fuerza y presencia en la sociedad, incluso más allá de la alianza opositora que no termina de cuajar.
La conformación del “Colectivo México”, integrado por excandidatos presidenciales, legisladores, exgobernadores, exrectores y ciudadanos reconocidos, es síntoma inequívoco del malestar social hacia el presente gobierno y una advertencia para el presidente sin nombre de que las elecciones de 2024 no serán un día de campo.
Además de esta nueva agrupación de la sociedad civil, debe tenerse en cuenta el llamado para la concentración en el zócalo el 26 de febrero en defensa de la democracia y del voto ciudadano, cuyo volumen de asistencia puede alterar el ánimo autoritario del habitante de Palacio Nacional.
Ante ello, tocará a la Suprema Corte de Justicia de la Nación dictaminar si permite se afile el machete del oficialismo para destazar al INE, o bien, mellarle el filo y garantizar el funcionamiento pleno de la autoridad electoral, lo cual se traduciría en un proceso electoral en 2024 sin ventajas para nadie.
Tarea nada sencilla, pues el oficialismo cuenta con herramientas presupuestales, de persuasión -chantaje-, de alianzas no santas y de las fuerzas armadas para tratar de inclinar la balanza a su favor, por las buenas o por las malas. Y por lo visto hasta ahora, cada vez se muestra más proclive a utilizarlas.
He dicho.
EFECTO DOMINÓ
No debería extrañar, pero la falta de comprobación adecuada de 830 millones de pesos en la Secretaría de Educación Pública, cuando estuvo al frente Delfina Gómez, reafirma la creencia popular de la existencia de corrupción en el círculo cercano de la maestra en su paso por cargos públicos.
@Edumermo