Ricardo Monreal reitera llamado a la unidad, como clave en Morena para ganar la Presidencia de la República y la mayoría en el Congreso
Ricardo Monreal advirtió que de poco serviría al proyecto de transformación nacional que el movimiento sólo ganara la Presidencia de la República, pero no la mayoría en el Congreso de la Unión ni en los congresos locales, pues “la transformación sería una simple rehén de la restauración”.
En un mensaje, que emitió este domingo en el Consejo Nacional de Morena, afirmó que en el proceso electoral de 2024 estarán en juego sólo dos proyectos: continuar con el sueño de la transformación nacional o la restauración de la pesadilla de la desigualdad, la pobreza y la corrupción.
Por ello, consideró que, para el siguiente año, el objetivo más importante para el movimiento es ganar la Presidencia de la República, pero también necesitan ganar, con los partidos aliados, la mayoría calificada en el Congreso de la Unión.
Además de la mayoría absoluta en los congresos locales que están en juego y las nueve gubernaturas en disputa, así como refrendar y ampliar la presencia de Morena en la mayoría de los ayuntamientos, al igual que en las alcaldías de la Ciudad de México y las juntas municipales del país.
Monreal recordó que en 2024 se llevarán a cabo los comicios más grandes en la historia electoral del país, con dos mil 246 cargos públicos en disputa.
“No se puede olvidar que a toda acción corresponde una reacción y que mientras más grandes son los cambios, mayores serán las fuerzas que buscarán revertir, neutralizar y desviar los efectos del movimiento.
Toda transformación, aseveró, trae consigo el impulso de la restauración, por lo que quienes perdieron sus privilegios, prebendas económicas, fiscales, presupuestales y políticas buscarán ahora recuperarlas, reinstalarlas y reforzarlas.
Para que esto no suceda, agregó, “nos necesitamos todos y, ante todo, pero, sobre todo, ir en unidad a la contienda. No hablo de la unidad retórica o discursiva, que suele ser falsa, simulada, sino de la unidad orgánica territorial y sincera, la que se obtiene mediante el diálogo, la negociación, el acuerdo”.
“Hablo de la unidad que se obtiene mediante la suma y la multiplicación de expresiones, no mediante la resta, la exclusión o la imposición de grupos o corrientes”.
Ricardo Monreal dijo que falta la segunda parte de esta movilización, que es garantizar la cohesión, por lo que es momento de “dejar atrás los personalismos y evolucionar hacia la organicidad del movimiento”.
Esto implica, explicó el doctor, no caer en los sismos que han dado al traste con otras organizaciones de izquierda: el sectarismo, el clientelismo, el corporativismo y el utilitarismo electoral.
“Esta unidad orgánica nos permitirá enfrentar de mejor manera los desafíos que están presentes”.
Para ello, insistió, es necesario atraer nuevamente a las clases medias, que estuvieron con nosotros en el 2018 y que por diversas razones se han alejado.
“Debemos dialogar con empresarios nacionalistas, con los profesionistas independientes, con trabajadoras y trabajadores, con los campesinos que empiezan a alejarse, con los emprendedores que se sienten marginados de los beneficios.
Con los comerciantes que luchan cada día por mantener abiertas sus fuentes de trabajo y cumplir con sus responsabilidades legales, con académicos, con intelectuales, con la comunidad universitaria, con asociaciones religiosas y actores de la sociedad civil, con comunicadores y con medios de comunicación”.
Además, hizo un llamado para cuidar el perfil de candidatas y candidatos, pues la delincuencia organizada buscará acechar no sólo a Morena, sino a todos los actores políticos que concurrirán en la elección más grande de nuestra historia.
Por ello, enfatizó que es necesario cuidar el perfil, pero también la seguridad, financiamiento y campañas de quienes aspiren a un cargo público por Morena, para que exista “cero tolerancia a la menor injerencia de este cisne negro en el proceso electoral”.
Esto, destacó, debería ser un propósito del movimiento, pues en una democracia la violencia, el terror y el miedo, en cualquiera de sus manifestaciones, no puede votar, ni mucho menos vetar a nadie.