Sus deseos son órdenes, su majestad la Reina Isabel Garci-Crespo

 

La política Garci-Crespo es complacida cual la Reina es complacida por su corte

La actitud prepotente de la diputada a quien todos conocen como Olga Lucía Romero Garci-Crespo y cuyo nombre verdadero es Mónica Caballero Garci-Crespo y que bien podría ser conocida con el apodo de La Reina, porque su actitud es de alguien que se cree la máxima autoridad. Sus ínfulas de grandeza bien la habrían podido colocar en la realeza.

Pareciera además que todo está a favor de la impunidad que rodea a la funcionaria que hoy se desempeña como presidenta de Morena, Puebla. La tehuacanense está acostumbrada a salirse con la suya, al precio que sea y como si fuera de la realeza. Y aunque el hábito no hace al monje, y la señora presidenta se crea la Reina, casi tan importante como la fallecida Reina Isabel II de Inglaterra, a la Garci-Crespo le queda muy grande la comparación. Si hubo una mujer realmente poderosa en el mundo, ésa fue la Reina Isabel, supo llevar la investidura como nadie; en cambio la poblana, con un poco de poder ya se siente diva y se maneja con un trato prepotente entre sus mismos votantes y los simpatizantes de Morena. Para ser líder no sólo hay que parecerlo, hay que motivar, inspirar e infundir respeto. La Señora Presidenta siempre será el blanco de las burlas, gracias a sus delitos y su ambición.

Aunque todo tiene un límite y aunque ahora la diputada pueda sentirse intocable, le llegará su hora, para que pague por todos sus delitos y se le acabe el reinado; en el que, por cierto, parece que comparte el trono con su padrino mágico, el señor gobernador Luis Miguel Barbosa Huerta quien la ha colocado en el lugar de aparente privilegio del que hoy abusa.

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